Pertenezco esa generación.
Pertenezco a la generación
que jugó en palacios
de cajas cartón,
el domingo era el día
de bailar en el salón,
por supuesto, descalza,
y la danza no finalizaba
hasta saltar en el sofá.
Volar estaba en el menú del día,
solo con cerrar los ojos
y girar moviendo las manitas.
Salir al parque
y cantarle al sol desde el columpio,
nadar en los charcos
que había siempre al final del tobogán,
reírse con los bichos
en un campo de flores,
sacar la lengua
a la cara enfadada de mamá.
Pertenezco a la generación
de dioses todopoderosos
en sus mundos microscópicos,
que ahora veo mucho mas grandes
que este mundo que conozco.
que jugó en palacios
de cajas cartón,
el domingo era el día
de bailar en el salón,
por supuesto, descalza,
y la danza no finalizaba
hasta saltar en el sofá.
Volar estaba en el menú del día,
solo con cerrar los ojos
y girar moviendo las manitas.
Salir al parque
y cantarle al sol desde el columpio,
nadar en los charcos
que había siempre al final del tobogán,
reírse con los bichos
en un campo de flores,
sacar la lengua
a la cara enfadada de mamá.
Pertenezco a la generación
de dioses todopoderosos
en sus mundos microscópicos,
que ahora veo mucho mas grandes
que este mundo que conozco.
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